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Plutarco.—Las vidas paralelas.

biéndose unido con él Hecateo, tirano de los Cardianos, y rogádole que auxiliase con preferencia á Antipatro y á los que se hallaban siliados en Lamia, se decidió á esta marcha, llamando á Eumenes, á quien reconcilio con Hecateo:

porque habia eutre ellos cierlos recelos, nacidos de disensiones politicas; y Eumenes en muchas ocasiones habia acusado abiertamente la tiranía de Hecateo, excitando á Alejandro á que diera la libertad á los Cardianos. Por tanto, repugnando Eumenes aquella expedicion contra los Griegos, y confesando que recelaba de Antipatro, no fuera que en obsequio de Hecateo, y aun por satisfacer su odio propio, le quitara la vida, Leonato usó con él de confianza, y nada le ocultó de cuanto meditaba: revelándole que el auxiliq aquel á que parecia prestarse, no era más que apariencia y pretexto, siendo su designio apoderarse inmediatamente que llegara de la Macedonia; y áun le mostró algunas cartas de Cleopatra que le llamaba á Pela, al parecer para casarse con él; pero Eumenes, ó por temor de Antipatro, ó por desconfianza de Leonato, que era arrebatado y se gobernaba por impetus precipitados, movió de noche el campo, llevándose cuanto le pertenecia, que eran trescientoshombres de caballería, doscientos jóvenes de los de su familia armados, y en oro reducido á la cuenta de la plata hasta cinco mil talentos. De este modo huyó en busca de Perdicas, á quien participó los intentos de Leonato, y con quien gozó desde luego de mucho poder, habiéndole éste hecho de su Consejo. De allí á poco volvió á marchar á la Capadocia con bastantes fuerzas, acompañándole el mismo Perdicas, que en persona iba acaudillándolas; y habiendo sido tomado cautivo Ariarales, y rendidose toda la provincia, fué en ella reconocido por sátrapa. Puso, pues, las ciudades en manos de sus amigos; estableció gobernadores en las fortalezas, y nombró los jueces y procuradores que le pareció, sin que Perdicas se mezclara en ninguno de estos negocios; hecho lo cual se restituyó en su compañía,