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Plutarco.—Las vidas paralelas.

encargado de su custodia, por qué Antigone, teniendo en sn mano á un hombre que era su enemigo y su contrario, ó no le quitaba la vida cuanto antes, ó no le dejaba libre usando de generosidad; y que habiéndole Onomarco respondido con desden, que no era entonces cuando habia de mostrar arrogancia y desprecio de la muerte, sino en la batalla, le replicó Eumenes: «Por Júpiter, que tambien entonces le tuve: pregunta, si no, á los que han venido conmigo á las manos; porque no he encontrado ninguno que me haga ventaja; á lo que habia repuesto Onomarco: «Pues ya que ahora le has encontrado, ¿por qué no aguardar su disposicion?» Cuando ya Antígono se resolvió a que se acabara con Eumenes, mando que se le quitara el alimento; y por dos ó tres dias se le tuvo sin comer para que así falleciese; pero habiendo sido preciso levanlar repentinamente el campo, introdujeron un hombre que le quitó la vida. El cadáver lo entregó Antígono á sus amigos, permitiéndoles quemarlo, y que recogieran en una urna de plata sus despojos, para ponerla en manos de su mujer y de sus hijos.

Habisndo sido de este modo asesinado Eumenes, la Divipidad por si no dió castigo alguno á los demas caudillos y soldados que fueron traidores contra él; pero el mismo Antigono, habiendo echado lejos de sí á los Argiraspidas como implos y ferocas, los entregó á Iburcio, gobernador de Aracosia, con órden de que por todos medios los atormentara y destruyera, para que ninguno de ellos volviera á poner el pié en la Macedonia ni á ver el mar de Grecia.