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CIMON.

mrertes que Damon habia ejecutado. Conocíase de la causa ante el Pretor de la Macedonia, porque todavía los Romanos no enviaban entónces pretores á la Grecia; y los defensores de la ciudad imploraban el testimonio de Lúculo.

Escribióle, pues, el pretor, y aquél declaró la verdad; siendo de esta manera absuelta la ciudad de una causa por la que se la había puesto en el mayor riesgo. Los ciudadanos que entonces se salvaron pusieron en la plaza una estatua de piedra de Lúculo al lado de la de Baco; y nosotros, aunque posteriores en algunas edades, creemos que el agradecimiento debe extenderse tambien á los que ahora vivimos; y entendiendo al mismo tiempo que al retrato que sólo imita el cuerpo y el semblante es preferible el que representa las costumbres y el tenor de vida en esta escritura de las Vidas comparadas, tomamos á nuestro cargo referir los hechos de este ilustre varou, ateniéndonos á la verdad. Porque basta demos pruebas de que conservamos una memoria agradecida; y por un testimonio verdadero, ni á él le agradaria recibir en premio una narracion mentirosa y amañada; pues así como deseamos que jos pintores que hacen con gracia y belleza los retratos, ei hay en el rostro alguna imperfeccion ni la dejen del todo, ni la saquen exacta, porque esto lo haria feo, y aquello desemejante á la vista; de la misma manera, siendo dificil, ó por mejor decir, imposible, escribir una Vida del todo irreprensible y pura, en los hechos laudables se ha de dar exacta la verdad, como quien dice la semejanza; pero los defectos y como fatalidades que acompañan á las acciones, y proceden ó de algun afecto ó de inevitable precision, teniéndolos más bien por remisiones de alguna virtud que por efectos de maldad, no los hemos de grabar en la historia con empeño y con detencion, sino como dando á entender nos compadecemos de la humana naturaleza, que no da nada absolutamente hermoso, ni costumbres decididas siempre y en todo por la virtud.

TOMO III.

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