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ARÍSTIDES.

tándose en el teatro estos yambos de Esquilo, relativos á Anfiarao, Quiere no parecer, sino ser justo:

En su alma el saber echadas tiene Hondas raíces, y copioso fruto De excelentes y útiles consejos, todos se volvieron á mirar á Aristides, como que de él era propia aquella virtud.

No sólo contra la benevolencia y el agrado, sino tambien contra la ira y enemistad, era bastante poderoso á resistir por sostener to justo. Dícese, pues, que persiguiendo una ocasion á un enemigo en el tribunal, como no quisiesen los jueces, despues de la acusacion, oir al tratado como reo, sino que pidiesen el pasar á votar contra él, se puso Arístides á su lado á pedir tambien que se le diese audiencia y fuese tratado conforme á las leyes. Juzgaba otra vez á dos particulares, y diciendo el uno que su contrario babia hecho muchas cosas en ofensa de Arístides, le contestó: «No, amigo, tú di si te ha hecho á tí alguna ofensa, porque no soy yo sino tú el que has de ser juzgado.» Eligiéronle procurador de las rentas públicas, y no solo descubrió que habian sustraido caudales los Arcontes de su tiempo, sino tambien los que le habian precedido, y más especialmente Temistocles, Que era largo de manos, aunque sabio.

Por esta causa suscitó éste á muchos contra Arístides, y persiguiéndole al dar sus cuentas, hizo que se le formase causa y condenase por ocultacion, segun dice Idomeneo; pero como por ello se hubiesen disgustado los primeros y más autorizados de la ciudad, no sólo salió libre de todo cargo y mults, sino que de nuevo volvieron á elegirle