Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo II (1879).pdf/345

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
347
FILOPEMEN.

dumbre, de la circunspeccion y de la humanidad, por la ira y la propension á las disputas parecia que era más propio para las virtudes militares que para las civiles: asi es que desde niño se mostró aficionado á la guerra, y tomaba con gusto las lecciones que á esto se encaminaban, como el manejar las armas y montar á caballo. Tenia lambien buena disposicion para la lucha, y algunos de sus amigos y maestros le inclinaban á que se hiciese atleta; pero les preguntó si de esta enseñanza resultaria algun inconveniente para la profesion militar; y como le respondiesen lo que habia en realidad, á saber, que debia haber gran diferencia en el cuidado del cuerpo y en el género de vida entre el atleta y el soldado, y que principalmente la dieta y el ejercicio, en el uno por el mucho sueño, por la continua hartura, por el movimiento y el reposo å tiempos determinados para aumentar y conservar las carnes, no podian sin riesgo admitir mudanza; cuando el otro debía estar habituado á toda variacion y desigualdad, y en especial á sufrir fácilmente el hambre, y fácilmente la falta de sueño; enterado de ello Filopemen, no sólo se apartó de aquel género de ocupacion y le tuvo por ridiculo, sino que despues, siendo general, hizo desaparecer, en cuanto estuvo de su parte, toda la enseñanza atlética con la afrenta y los dicterios, omo que hacía inútiles para los combates necesarios los cuerpos más útiles y á propósito.

Suelto ya de los maestros y curadores, en las excursiones cívicas que solian hacer á la Laconia, con el fin de merodear y recoger botin, se acostumbró marchar siempre el primero en la invasion y el último en la vuelta.

Cuando no tenía otra ocupacion ejercitaba el cuerpo con la caza ó con la labranza, para formarle ágil y robusto, porque tenía una excelente posesion á veinte estadios de la ciudad. Todos los dias iba á ella despues de la comida ó de la cena, y acostándose sobre el primer mullido que