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Plutarco.—Las vidas paralelas.

—LAS VIDAS PARALELASnaves que les habian quedado á los Alenienses estaban en el puerto de Egos—potamos, solian ir todas las mañanas muy temprano en busca de Lisandro, surto con las naves de los Lacedemonios en Lamsaco para provocarie, y volviéndose despues al mismo puesto, pasaban el día desordenada y descuidadamente como despreciando á éstos:

Alcibiades, que se hallaba cerca, no lo miró con indiferencia y abandono, sino que montando á caballo advirtió á los generales, que estaban mal apostados en un país que carecia de puertos y de ciudades, habiendo de proveerse de Sesto que les caia muy lejos, y teniendo en tanto abandonada la tripulacion en tierra, yéndose cada uno y esparciéndose por donde le daba la gana; cuando tenian al frente la escuadra enemiga, acostumbrada á ejecutar sin rebullirse cuanto manda un hombre solo.

Hizoselo así presente Alcibiades, y les persuadió que trasladaran sus fuerzas á Sesto; pero los generales no le dieron oidos, y áun Tideo le ordenó con expresiones injuriosas que se retirase, porque no era él, sino los mismos quienes tenian el mando; con lo que se retiró Alcibiades, no sin formar de ellos alguna sospecha de traicion, y diciendo a los que le acompañaban desde el campamento por ser sus conocidos, que á no haber sido lan ignominiosamente despedido por los generales, en breves dias hubiera puesto á los Lacedemonios en la precision de combatir contra su voluntad, ó de abandonar las naves. Algunos lo graduaron de jactancia; mas á otros les pareció que iba muy fundado, si su ánimo era llevar por tierra muchos de los soldados Traces, tiradores y de á caballo, y acometer y poner con ellos en desórden el campo enemigo. Por de contado, que adivinó y predijo acertadamente los errores de los Atenienses, bien pronto lo acreditó el suceso; porque viniendo sobre ellos repentina é inesperadamente Lisandro, solas ocho naves se salvaron con Conon: todas las demas, que eran muy cerca de doscientas, cayeron en po-