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Plutarco.—Las vidas paralelas.

con la aspereza y desabrimiento de carácter que se le atribuye. Porque siendo por índole valeroso y guerrero, y habiéndose instruido más en la ciencia militar que en la política, en sus mandos se abandonó siempre á una iracundia que no podia contener. Dícese que ni siquiera aprendió las letras griegas, ni usó nunca de la lengua griega en cosas de algun cuidado, teniendo por ridiculo aprender unas letras cuyos maestros eran esclavos de los demas; y que despues del segundo triunfo, habiendo dado espectáculos á la griega con motivo de la dedicacion de un templo, n hizo más que entrar y sentarse en el teatro, saliéndose al punto. Al modo, pues, que Platon solia muchas veces decir al filósofo Jenocrates, que parece era tambien de costumbres ásperas, «oh Jonocrales, sacrifica á las Gracias;» si alguno de la misma manera hubiera persuadido á Mario que sacrificase á las Musas griegas y á las Gracias, no hubiera éste coronado tan feamente sus decorosos mandos y gobiernos, pasando por una iracundia y ambicion indecente, y por una avaricia insaciable á una vejez cruel y feroz; lo que bien pronto aparecerá de sus hechos.

Nacido de padres enteramente oscuros, pobres y jornaleros, de los cuales el padre tenía su mismo nombre, y la madre se llamaba Fulcinia, tardó en venir á la ciudad y en gustar de las ocupaciones de ella, habiendo tenido su residencia por todo el tiempo anterior en Cerneto, aldem de la region Arpina, donde su tenor de vida fué grosero, comparado con el civil y culto de la ciudad; pero mode rado y sobrio y muy conforme con aquel en que antiguamenle se criaban los Romanos. Habiendo hecho sus pri meras armas contra los Celtiberos cuando Escipion Africano silió á Numancia, no se le ocultó á este general que en valor se aventajaba á los demas jóvenes, y que se pres taba sin dificultad á la mudanza que tuvo que introducir en la disciplina, á causa de haber encontrado el ejército estragado y perdido por el lujo y los placeres. Dícese que $