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Plutarco.—Las vidas paralelas.

Pues que Marcio era sencillo y franco en su conducta, y Alcibiades solapado y falso en tratar los negocios públicos, nadie hay que lo ignore; pero en éste lo que sobre todo se acusa es la malignidad y dola con que engañando, como Tucídides refiere, á los embajadores de Esparta desvaneció la paz; mas aunque este paso precipitó otra vez en la guerra á la ciudad, hízola más poderosa y más temible con la alianza de los de Mantinea y los de Argos, que el mismo Alcibiades negoció. Y que tambien Marcio suscitó con dolo la guerra entre los Romanos y Volscos, calumniando á los que concurrian á los espectáculos, nos lo dejó escrito Dionisio; y por la causa vino á ser eu accion más reparable, pues no por emulacion y por contienda y disputa de mando como aquél, sino por sólo ceder á la ira, con la que, segun sentencia de Dion, nadie se hizo jamás amable, alborotó mucha parte de la Italia; y por solo el encono contra su patria arruinó muchas ciudades, contra las que no podia baber queja alguna. Tambien Alcibiades fué por puro encono causa de muchos males á sus conciudadanos; pero en el momento que los vió arrepentidos, ya los perdonó: y arrojado segunda vez de la patria, no cedió á los generales que tomaban una errada determinacion, ni se mostró indolente al ver su mal acuerdo y su peligro, sino que, como Arístides es celebrado por lo que hizo con Temistocles, esto mismo fué lo que ejecutó, avistándose con los que entonces tenian el mando, sin embargo de que no eran sus amigos, é informándolos é instruyéndolos de lo que convenia; cuando Marcio hacía daño en primer lugar á la ciudad toda, no habiendo sido agraviado de toda ella, sino antes habiendo sido injuriada y ofendida con él la parte más principal y poderosa; y además de esto con no haberse ablandado y cedido á repetidas embajadas que conjuraban su ira y su enfurecimiento, manifestó bien á las claras que no era su ánimo recobrar la palria y procurar su vuelta, sino que para destruirla y arrasarla le movió una guerra