Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo IV (1880).pdf/126

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
128
Plutarco.—Las vidas paralelas.

mos, apellidándose traidores de su Emperador; y maldecian á sus caudillos por no haber aligerado más el viaje. Subíanse sobre las eminencias que dominaban el mar y el Epiro para ver si descubrian las naves en que habian de pasar á esta region.

En Apolonia, no teniendo César por suficientes las fuerzas que consigo tenía, y retardándose demasiado las que estaban en la otra parte, perplejo é incomodado tomó una resolucion violenta, que fué embarcarse, sin dar parte á nadie, en un barquillo de doce remos, y dirigirse en él á Brindis, estando aquel mar poblado de tantas naves pertenecientes á las escuadras enemigas. De noche, pues, envuelto en las ropas de un esclavo, se metió en el barco, y tomando lugar como un hombre oscuro, se quedó callado.

Por el río Aoo habia de bajar la embarcacion al mar; y la brisa de la mañana, retirando las olas, suele mantener la bonanza en la desembocadura; pero en aquella noche el viento de mar que sopló con fuerza no dió lugar á que aquella reinase. Acrecentado por tanto el rio con el flujo del mar, le hicieron tan peligroso y terrible el ruidoso estruendo y los precipitados remolinos, que dudando el piloto poder contrastar á la violencia de las aguas, dió órden á los marineros de mudar de rumbo con ánimo de volver al puerto. Adviértelo César, se descubre, y tomando la mano al piloto, que se queda pasmado al verle: «sigue, buen hombre, le dice; ten buen ánimo, no temas, que llevas contigo á César y su fortuna.»» Olvidanse los marineros de la tempestad, é impeliendo con gran fuerza los remos, porflan con ahinco por vencer la corriente; mas siendo imposible, y haciendo mucha agua el barco, con lo que se puso en gran peligro su misma persona, tuvo que condescender muy contra su voluntad con el piloto, que al cabo dispuso la vuelta. Al desembarcar sálenle al encuentro en tropel los soldados, quejándose y doliéndose de que no crea que con ellos solos puede vencer, y de que se afane y ponga en