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Plutarco.—Las vidas paralelas.

Uno y otro: del Dios de las batallas No desdeñado alumno, y con los dones Favorecido de las doctas Musas; y observaba además que Minerva es á un tiempo guerrera y política, y bajo los dos aspectos es venerada. Conduciéndose de esta manera, sus disposiciones se dirigian siempre á la paz y al sosiego; mas sin embargo él sólo mandó de jefe en más guerras que todos los de su tiempo, y áun de los tiempos anteriores; no porque se presentase para ello ni hiciese solicitudes, pero tampoco se excusaba ó se retraia cuando la república le llamaba. Porque es sabido que cuarenta y cinco veces tuvo mando, no babiéndose hallado ni una sola vez en las juntas de eleccion, sino siendo llamado y nombrado en su ausencia, tanto, que los de poco juicio se maravillaban de que el pueblo, siendo Focion el único que por lo comun se le oponia, no diciendo ni haciendo nunca nada que pudiera complacerle, en las cosas de poca importancia hiciera caso como por burla de los demagogos más decidores y más huecos, á la manera que los reyes gustan, despues de tomar el aguamanos, de oir á los aduladores y lisonjeros; y que cuando se trataba de dar el mando siempre sobrio y solícito empleaba al ciudadano más sévero y prudente, y que era el único, ó á lo ménos el que más contradecia sus deseos y proyectos. Asi es que habiéndose leido un oráculo de Delfos, en el que se decia que estando de acuerdo todos los demas ciudadanos uno solo pensaba de distinto modo que la ciudad, se presentó Focion, y dijo que no se molestaran, porque él era el que se buscaba; pues que á él sólo no le agradaba nada de cuanto hacian; y en una ocasion, como habiendo expuesto ante el pueblo su dictámen, encontrase aprobacion, y viese que todos uniformemente le admitian, se volvió á sus amigos diciendo: ¡Sí habré yo propuesto sin advertirlo algun desatino!»