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AGIS Y CLEOMENES.

nidad y honor entre sus conciudadados. Muerta ésta, mandó que pasara adelante Agesistrata; la cual, luego que entró y vio al hijo arrojado en el suelo, y á la madre muerta pendiente del cordel, ella misma la quitó con los ministros, y tendiendo el cadáver al lado de Agis, lo cubrió y colocó tan decentemente como se podia. Abrazóse despues con el hijo, y besándole el rostro, «tu demasiada bondad, exclamó, ob hijo mio, tu mansedumbre y tu humildad son las que te han perdido, y ánosotras contigo,» Estaba Anfares viendo desde la puerta lo que pasaba, y entrando al oir esta exclamacion, dijo con cólera á Agesistrata: «Pues que eres de la misma opinion que tu hijo, tendrás el mismo castigo; y Agesistrata al ser llevada al cordel, no dijo otra cosa sino: «¡ojalá que esto sea en bien de Esparta!» Al difundirse en el pueblo la nueva de aquella atrocidad y sacarse de la cárcel los cadáveres, no fué tan grande el miedo que aquella inspiró, que no manifestaran bien claramente los ciudadanos su sentimiento y su odio contra Leonidas y Anfares: no habiéndose visto en Esparta á juicio de todos otro hecho más cruel é implo desde que los Diorios habitaban el Peloponeso. Porque en un rey de los Lacedemonios, segun parece, ni áun los enemigos en las batallas ponian fácilmente las manos si con él tropezaban, sino que le dejaban paso, de temor y respeto á su dignidad. Así, en tantas guerras como los Lacedemonios tuvieron con los Griegos, antes del tiempo de Filipo, uno solo murió herido de golpe de lanza, que fué Cleombroto en Leuctras; pues aunque los Mesenios dicen que Teopompo murió á manos de Aristomenes, los Lacedemonios dicen que no fué sino herido; mas en esto hay sus dudas: lo que no la tiene es que en Lacedemonia Agis fué el primero que murió condenado por los Eforos, varon que habia hecho en Esparta cosas muy laudables y útiles, que se hallaba todavía en aquella edad en la que si los hombres yerran, hallan pronta y fácil indulgencia, y que si dió motivo de queja,