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Plutarco.—Las vidas paralelas.

nigno y piadoso, y desaprobaba en otros el que llevasen los infortunios con entereza y resignacion. Por tanto yo, así como no diré que hubiese sido bien hecho tomar coronas y sacrificar por la muerte de un rey que despues de haberlos vencido los trató con tanta mansedumbre y humanidad, porque, sobre ser. repugnante, manifiesta cierta vileza haberle acatado vivo y haberle hecho ciudadano, y despues, cuando fué muerto por mano de otro, no llevar moderadamente la alegría, sino saltar y hacer extremos de gozo, insultando á un difunto, como por una bazaña que se debiera á su valor, alabo y aplaudo en Demóstenes el que dejando á las mujeres las desgracias domésticas, las lágrimas y los lloros, hubiese hecho lo que creyó conveniente á la ciudad. Porque, en mi concepto, es de un ánimo verdaderamente social y esforzado, atendiendo siempre at bien comun y subordinando los intereses y sucesos particulares á los públicos, el saber guardar en todo la dignidad y el decoro, áun mejor que los que hacen en los teatros los papeles de reyes y tiranos: pues que éstos no lloran y rien como quieren, sino como lo pide el paso y conviene al asunto. Fuera de esto, si se tiene por un deber el no abandonar y dejar sin consuelo al que gime en el infortunio, sino más bien usar de palabras que le conforten, y llamar su atencion á asuntos más lisonjeros, á manera de lo que hacen los facultativos con los que tienen mal de ojos, á quienes mandan que aparten la vista de los objetos resplandecientes y que reverberan la luz, y la vuelvan á los que tienen color verde y opaco; ¿cómo podrá procurar mejor el ciudadano su consuelo que haciendo mezcla, cuando la patria está en prosperidad, de los sucesos públicos y los domésticos, para que con los que son felices y de mayor poder se borren los infaustos? Hame movido á decir estas cosas el ver que Esquines en su oracion procura quebrantar y afeminar los ánimos, inclinándolos fuera de propósito á la compasion.