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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

en su moderacion. por la que mandaba de un modo que no le conciliaba envidia; y la segunda en sa prudancia, que á juicio de todos le daba el primer lugar.

No era todavia grande entónces el lustre de la casa de los Furios: debióse por tanlo él á st mismo to que adelantó en gloria en la gran batalla contra los Eeuos y Volscos militando bajo el dictador Postumio Tuberlo; pues yendo delante de la caballería, y siendo berido en un muslo, no 8e contuvo, sino que sacándose el dardo que babia quedado clavado en la berida, peleando con los más atentádos de los enemigos, los obligó á retirarse. Mereció por esta bazaña, además de otros premios, el que se le nombrase censor, cargo que en aquellos tiempos era de grandisima dignidad. Ha quedado memoria de un becho loabie suyo siendo censor, que fué excitar con palabras, y amenazar con penas á los célibes, para que se casasen con las viudas, que por las guerras eran en gran número. Fué preciso tambien entónees sujetar á la contribucion á los buérfanos que ántes eran horros; siendo de esto la causa los ejércitos que contínuamente habia que tener en pié, y que obligaban i grandes gastos; precisando asimismo en gran manera á ellos el silio de Veyos, á cuyos babitantes liaman algunos Veyentano3. Era esta ciudad la principal de la Etruria, en número de armas y en muehedumbre de gente de guerra poco inferior á Roma, y que envanecida con su riqueza, con su abundancia de víveres, con su lujo y su regalo, entró repelidas veces en competeneia, y por la gloria y el poder contendió con los Romanos. Mas en aquella sazon habia desistido de estas pretensiones, quebrantada con grandes derrotas; babian si levantado aitas y fuertes murallas; y babiendo pertrechado bien la ciudad de armas, de dardos, de vtveres y de todo género de preparativos, sufrian sin temor el eerco, que tambien para los sitiadores era trabajoso y dificil. Porque estando acostumbrados á no militar fuera pasado el verano, sino recogerse á invernar