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Plutarco.—Las vidas paralelas.

la tiranía en un veloz caballo, sino sólo tirado por una pierna: aunque Eforo refiere esta expresion como dicha á Dionisio por otro, y no por el mismo Filisto.

Mas Timeo, aprovechando una ocasion justa, como lo era la de la adhesion y celo de Filisto por la tirania, sacia su deseo de hablar mal de él; en lo que quizá pueden merecer indulgencia los que han sido agraviados, áun para llegar al extremo de ensañarse con un cadáver que carece de sentido; pero en los que despues escriben los sucesos, no habiendo sido ofendidos en vida por él, y aprovechándose de sus escritos, su misma gloria parece que exige que no le echen en cara con afrenta y vilipendio sus desgracias; de las que nada hay que pueda asegurar áun al hombre más recto y justo de parte de la fortuna. Tampoco Eforo obra cuerdamente en alabar á Filisto: pues sin embargo de mostrarse tan bábil en cubrir con motivos decentes las acciones injustas y las costumbres estragadas, y en encontrar al intento las más seductoras expresiones, por más esfuerzos que hace no puede evitar que de su relacion misma resulte contra sí haber sido el hombre más adicto á la tiranía y el que más solicitó y más admiró el lujo, el poder, la riqueza y los enlaces de los tiranos. En fin, en cuanto á Filisto, el que no alabe sus acciones, ni tampoco le eche en cara su suerte, ese será el que mejor desempeñe el oficio de historiador.

Despues de la muerte de Filisto envió Dionisio á Dion quien le propusiera que le haría entrega de la ciudadela, de las armas y de sus tropas con el sueldo completo de estas para cinco meses; bien que pidiendo que bajo la fe de un tratado se le permitiera retirarse á Italia, y habitando allí, disfrutar en los terminos de Siracusa la posesion llamada Guata, que era un campo dilatado y fértil, que desde la orilla del mar entraba tierra adentro. No admitió Dion el mensaje, sino que le envió á decir que suplicara sobre el objeto de éste á los Siracusanos; los cua-