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Plutarco.—Las vidas paralelas.

perior y dotada de tales aliantos, que con ella nada pudiera el miedo. Por lo mismo, con sólo aparecerse Dion en la Sicilia, se rebelaron millares de millares contra Dionisio; cuando la gloria de César, áun despues de muerto, erigió á sus amigos, y su nombre al que le tomó, de un jóven sin medios lo elevó al punto á ser el primero de los Romanos, convirtiéndose luego en una especie de encanto contra la enemistad y el poder de Antonio. Si dijese alguno que Dion no expelió al tirano sino en fuerza de grandes y repetidos combates, babiendo dado Bruto muerte á César desarmado y sin guardias, esto mismo fué obra de una inteligencia suma y de una consumada pericia, sorprender cuando estaba sin armas y sin guardias á un hombre rodeado de lan inmenso poder; pues no le dió muerte súbitamente cayendo sobre él solo ó con pocos, sino habiendo concertado el plan mucho antes, y tratádolo con muchos, de los cuales ninguno le faltó; porque 6. desde luego distinguió quiénes eran los de más probidad, ó con ponerlos en la confianza los hizo virtuosos. Mas Dion, ó por falta de aquel discernimiento se confló á hombres malos, ó con valerse de ellos los tornó malos de buenos que antes eran; y al varon prudente no está bien le suceda ni lo uno ni lo otro: asi Platon le reprendió de haber elegido tales amigos, que al cabo le perdieron.

Finalmente, Dion en su muerte nadie encontró que volviera por él; y á Bruto, de sus enemigos Antonio le sepultó decorosamente, y César le conservó sus honores.

Habia una estalua suya de bronce en Milan de la Galia Cisalpina; viola tiempo despues César, hallando que era muy parecida y de bella ejecucion. Pasó adelante; pero luégo, parándose ante ella, hizo llamar á presencia de muchos á los magistrados, y les dijo habian faltado á las estipulaciones con que tomara su ciudad, teniendo dentro de ella á un enemigo suyo. Negáronlo al principio, como era natural, y despues se miraron unos á otros dudando por i