Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo V (1880).pdf/272

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
274
Plutarco.—Las vidas paralelas.

que Conon despues del combate naval de Egospótamos se estacionó en Chipre, no para consultar á su seguridad, aino esperando, como en el mar cambio del viento, así mudanza en los negocios. Viendo, pues, que sus ideas necesitaban de poder, y que el poder del Rey necesitaba de un hombre capaz, envió una carta á éste sobre lo que meditaba, previniendo al portador que la entregara por medio de Zenon de Creta ó de Policrito médico; y si éstos no se ballasen presentes, por medio de Clesias, tambien médico.

Reflérese que Ctesias fué el que recibió la carta, y á lo que Conon escribia añadió, que le enviara á Ctesias porque le sería útil para las empresas de mar; pero Ctesias dice que el Rey de movimiento propio le confió este encargo. Mas como despues de la victoria naval que alcanzó en Gnido por medio de farnabazo y de Conon, hubiese despojado á los Lacedemonios del imperio del mar, puso de su parte á la Grecia toda, basta el punto de dictar á los Griegos aquella tan nombrada paz que se llamó la paz de Antalcidas. El esparciata Antalcidas era hijo de Leonte, y trabajando en favor del Rey, negoció que todas las ciudades griegas del Asia y las islas con ella confinantes le serian tributarias, debiendo permitirlo así los Lacedemonios en virtud de la paz ajustada con los Griegos, si es que puede llamarse paz una mengua y traicion que trajo á la Grecia á un estado más ignominioso que el que tuvo jamás por término guerra ninguna.

Por tanto, babiendo abominado siempre Artajerges de todos los Esparciatas, teniéndolos, como dico Dinon, por los hombres más impudentes, á Antalcidas cuando subió á la Persia le hizo los mayores agasajos; y en una ocasion, tomando una corona de flores y mojándola en un ungüento preciosísimo, la envió desde la mesa á Antalcidas, maravillándose todos de tan extraordinario obsequio. Ahora, él era hombre muy sujeto á dejarse corromper del lujo y admitir semejante corona, cuando en Persia habia remedado