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Plutarco.—Las vidas paralelas.

hubiese acudido á tiempo, parece que no habria quedado ninguno de los enemigos, sino que todo el ejército de Cecina hubiera sido deshecho y arruinado, á haber concurrido aquella al alcance; cuando ahora habiendo auxiliado Paulino tarde y lentamente, incurrió en la censura de no baberse portado como su fama lo exigia, por sobrada circunspeccion. La turba de los soldados hasta de traicion le acusaba, y ensoberbecidos irritaban á Oton, porque habiendo ellos vencido en cuanto estaba de su parte, la victoria se habia malogrado por maldad de los jefes. Oton no tanto les daba crédito, como queria dar á entender que no se le negaba. Envió, pues, á los ejércitos á su hermano Ticiano y al prefecto Proclo, que era el que en realidad tenia todas las facultades, teniendo Ticiano la apariencia. Celso y Paulino por otra parte llevaban el nombre de amigos y consejeros, sin tener en los negocios ninguna autoridad ni poder. Andaban tambien revueltas en tanto las cosas entre los enemigos, con especialidad en el ejército de Valente; y recibida la noticia de la batalla de la emboscada, se quejaban sus soldados de no haberse ballado en ella y defendido á los suyos, de los que tantos murieron. Con dificultad los aplacó y retrajo del intento de apedrearle; y levantando el campo, los llevó á unirse con los de Cecina.

Oton pasó al campamento establecido en Bebriaco, que es una aldea inmediata á Cremona, y deliberaba sobre la batalla; acerca de la cual á Proclo y Ticiano les parecia que estando tan animadas las tropas con la reciente victoria, se combatiera desde luego sin dar lugar á que con la inaccion se embotara el vigor del ejército, ni aguardar á que el mismo Vitelio llegara de las Galias. Mas Paulino decia que los enemigos tenian ya para la contienda todo cuanto podian juntar, sin que les quedase nada más; cuando Oton podia esperar de la Misia y Panonia otras tantas fuerzas como las que allí tenia, si queria aprovechar su oportunidad propia y no favorecer la de los enemigos; porque