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ANTONIO.


El abuelo de Antonio fué Antonio el Orador, á quien por haber sido del partido de Sila dió muerte Mario. El padre, llamado Antonio Cretico, no fué tan ilustre y recomendable en la carrera política; pero era hombre recto y bueno, y muy liberal y dadivoso, como de uno de sus hechos se puede colegir. Porque como no fuese muy acomodado, y por esto su mujer le contuviese para que no usase de su carácter generoso, sucedió una vez que uno de sus amigos llegó á pedirle dinero; y no teniéndolo, mandó al mozo que le asistía que echando agua en un jarro de plata se lo trajese. Trájolo, y como ei hubiera de afeitarse se bañó la barba, y haciendo que con otro motivo se retirase aquel mozo, le dió el jarro á su amigo, diciéndole que se valiera de él. Buscóse el jarro por toda la casa estrechando á los esclavos; y viendo á su mujer irritada, y en ánimo de castigarlos y atormentarlos de uno en uno, confesó lo que habia pasado, pidiendo que lo disimulara.

La mujer de éste, que se llamaba Julia, de la familia de los Césares, competia en bondad y honestidad con las más acreditadas de su tiempo. Bajo su cuidado fué educado Antonio despues de la muerte del padre, estando ya casada en segundas nupeias con Cornelio Léntulo, aquel á quien Ciceron dió muerte por ser uno de los conjurados con Ca-