Acabada esta platica, dixo Dios al hombre: Agora eres Adam casi como vno de nosotros, aunque con mucha costa tuya tienes noticia del bien, y del mal. Dichas estas palabras mando a vn resplandeciente Cherubin, que de aquel lugar los desterrasse, y los pusiesse enlas miserias dela mesa redonda del suelo. Efectuada por el Angel la volútad di uina, y desterrados los primeros padres, quedo el Cherubin por custodio de aquel Parayso, bladiendo en su mano vna espada radiante, porque si aconteciesse, q acordadose el hobre dela hermosura del vergel, quisiesse prouar el auentura de morar otra vez enel, hallasse vn fuerte cauallero celestial que le defendiesse aquel passo, a fin que si entrando en el Parayso comiesse del fruto, no biuiesse para siepre. Quando supo la donzellá Moraliza la miseria deste cauallero, y la parte que della les auia de tocar a sus descendientes, subio en su palafren, y dandose mucha priessa, camino para donde el desterrado estaua: y en verse conel, aunque lo vio con gra ue angustia, y desconsuelo, le dixo: Quan justamen te mereces Adam el destierro que tienes, pues ya que auias desterrado de ti lá obediencia que a tu Emperador deuias, alomenos, quando te viste delantesu diuino acatamiento, no deuias desterrar de tu boca el conocimiento de tu pecado, echando lo a Eua. Ay quan mejor te fuera acusarte, que no escusarte, especialmete delante quien todo lo sabe: pues co escusar tu culpa, te acusauas ala justicia, y si acusaras tu crimen, te escusaras ala misericordia. Muy grande la vso contigo la diuina Clemencia en no anichilarte, y mayor en darte despues a su
propio