Estauá los ojos delos Principes Adam, y Eua, tan acostumbrados a llorar su pecado, que quando se acordauan, que eran ellos la fuente perenal, dedonde nacian los arroyos delos trabajos de sus descendientes, eneste valle de lagrimas, se derretian enellas, de interior, y amarga man zilla. Ponderando pues la graueza dela ofensa que a Dios hizieran, por muchas vezes le pedian misericordia, Mouieron tato la diuina Clemencia estos solloços, y gemidos, que segun sentencia de santos coronistas, les embio la Majestad immensa vn legado celestial para que los consolasse. Auisaualos tambien este diuino mensajero entre las palabras cósolatorias, de como la seguda persona delas diui nas, se auia de vestir las humanas armas de su carne, para végarlos dela cayda q el cauallero dela Sierpe les auia causado. Absoruidos aquellos santos en vna medita ció tá santa, inclinadose muchas vezes, besauá la tierra, y de muchas lagrimas la bañauan, quando sentian, que su innocentissimo redemptor auia de padecer dolorosa muerte, por matar la muerte del pecado que ellos cometido auian. Passauan enesto, y en continua penitencia el discurso de su dolorosa vida, quando el Principe Adam conocio a su querida Eua, la qual concibio a Cayn. Passados ya los meses que se acostumbra de traer aquel peso, lo descargo al mundo: tanto que pariendo la dueña a este infante, experimento por platica los dolores que por theorica sabia. Bien le auem os dicho peso a este primogenito, por los pesares que causo a sus padres, con matar al genito segundo. Quedaron
muy