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Página:Libro de cavalleria celestial del pie de la rosa fragante.djvu/108

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PIE DELA ROSA


siempre, para que te valga razon, trabaja, que le sea señora: por manera que siendolo ella, seras tu senor del, y de tu voluntad auiessa. No estuuo este cauallero tan atento ala amonestacion que le hizo el Emperador supremo, quanto lo estuuo ala persuasion de Luzbel: pero dando credito ala sugestion del cauallero dela Sierpe, desafio enla hora a su hermano, y lo faco al campo. A cudio el buen cauallero Abel al aplazado lugar, sin tener alguna mala sospecha: yua este buen seruidor de Dios armado del arnes de innocencia, y por el contrario vestia Cayn el falso las armas de maliciosa embidia, las quales le presto Luzbel, pues con su platica interior lo auia mouido a ella. Siempre lo acom paño este infernal Principe, hasta ponerlo enel cam po, tanto que no quiso apartarse del, antes de ver la fin dela batalla: despues dela qual lo desamparo, dexandolo enlas manos dela diuina Iusticia, como el lo tiene acostumbrado de hazer, có los que confian en sus promessas. Ta al proposito quedo Cayn de su infiel padrino, q no siedole bue fiel, lo aparto dela diuina misericordia, y impossibilitadole la cle mécia, le quito la esperaça della, y lo puso enlas ma nos dela desesperació. Allegaro los dos caualleros al campo, del arte q aueys oydo, y traya Cayn el gi gate vn nudoso basto. En ver se los dos hermanos, saluda Abel a Cayn co amorosa criaça, pero sin ha blar palabra el requeridor al requerido, se dexo yr a ela ley de aleuoso, y co su fuerte baston le torno las saludes. De manera q viedo lo desapercebido, y la cabeça desarmada de recelo, y mal pésamieto, le dio sobrella tá desmesurado golpe, q derribadolo

enel