los justos, los quales, por el seguimiento della, dexaran a sus padres, y a sus madres, y a sus tesoros, y ofreceran sus vidas encendidos enel diuino amor. Vosfuestes puesto eneste lugar deleytoso, enl qual no teniades necessidad de comer, de beuer, de, vestir, de tesaurizar, ni de procuraros salud corporal; Christo aunque biuirà enla miseria deste mundo, no necessitara delas cosas ya dichas de propia necessidad, pero acceptara destas miserias volútariaméte las q sera indetractables, para co ellas alçaros de vuestra cayda. Finalmete vos fuestes señorde to dos los bienes terrenales del suelo, y Christo nueuo Ada, allede q lo sera mas propiamete q vos, por serseñor natural del mudo, y no comédatario, sera señor tabien de todos los bienes celestiales del cie lo, y por vuestro leuatamiēto triúfara enel, assenta do ala derecha de su padre celestial. Vos por quere ros sublimar, aueys venido enla baxeza delas mise rias téporales en que estays: y Christo, por quererse humillar, subira enla alteza delas eternas prospe ridades, para reynar perpetuamente. Esto es Adá lo que me parecio deziros, para que sepays la im portacia delas misericordias del soberano Emperador, y las mercedes q os hizo: y para q cósideran do vuestra desobediécia, y desconocimieto, os renoscays, para pedir misericordia a su ineffable dey dad. Acabadas estas palabras, có vngraue gemido se partio de Adá el sabio Alegorin. Entoces tornan do en su acuerdo el padre primero, q como absorto, oyedo alsabio, estaua, dio vnsospiro muygrade, y conel renouo su amargo llanto. Lo mesmo hizo Eua q atēta auia estado a aquella platica, y entram
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