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R U B E N D A R I O
Pero marcha, hijo mío, con tu flauta y tu lira
adonde Dios te llame y tu flauta te lleve,
lo que el Amor te dé y la Vida te inspira.
Haz tus versos de noche, haz tus versos de nieve;
tú tienes el poder de la lengua y la lira
con el dáctilo dúctil y con la danza leve...
II
Vive, vibra, fuerte y suave,
todo conciencia y corazón;
te aconsejo ser un león,
pero con tus alas de ave.
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