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R U B E N D A R I O
Veinte años magníficos, puros,
quizás vagos, quizás perversos,
pero que irían con mis versos
llenos de mis ojos obscuros.
La vida pasa, pisa y vuela,
haciendo la vida en concreto,
dando los ojos de la abuela
para la sonrisa del nieto.
Sonora, pura, bella, inmensa,
permite al que siente y piensa
magnificarte y ofrendarte,
en nombre del verso y del Arte.
Y pues eres una mujer
que hay que admirar y que querer,
que hay que admirar y que amar,
que hay que buscar y que escoger,
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