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perro, el gato, el lcón y un gran número de animales que todos conocemos.
La aldeana, conmovida por la desgracia de los pobres corderitos, ha ideado una buena manera de alimentarlos con facilidad. Les da la leche con una mamadera como la que se emplea para los niños pequeños a quienes sus madres no pueden -alimen- tar con la propia leche.
En este momento uno de los corderitos está to- mando su desayunc, mientras dos de ellos esperan impacientes que les llegue el turno. El otro andaba retozando por la hierba; al ver a los demás alrede- dor de la aldeana, comprende de lo que se trata y echa a correr hacia el grupo «balando suave- mente, como si dijera: ¡A mí! ¡a mí! ¡No se la to- men loda!
Laurita, la hermana de la joven paisana, está a su lado observándola atentamente, con el propó- sito de reemplazarla en la tarea, porque la niña es caritativa y ama a los animales.
De ese modo los corderitos podrán vivir, y den- tro de pocas semanas.ya no habrá que cuidarlos tanto; la hierba de los campos será el alimento mejor y más apropiado para los pobres huerfani- tos, que tan gracioso grupo forman alrededor de la bondadosa aldeana y de su hermanita.
