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BORBÓN
Emilio. —Sí, el loro es en realidad un animal muy divertido por las muchas cosas que dice; pero no creo que reemplace al perro, sobre todo en ciertos casos.
Juan. — Acuérdate de que el loro habla; en esto, seguramente es superior al perro.
Emilio. — Sí, pero aun- que el perro no hable, sabe muy bien hacerse enten-
der con sus gruñidos y ' movimientos.
Señorita Raquel. — No discuto la inteligencia del perro, que creo es muy superior a la del loro. Pero, en ciertos casos, este último puede ser un excelente compañero del hombre.
Eloisa. — Mi tía tiene un bno que avisa cuando alguno de los vendedores llama a la puerta; así suele decir: patroncita, está el frutero; y luego agrega: ¡qué rica la papa! aquí está Pedrito. De este modo recuerda al frutero que de- be darle alguna golosina.