Los niños las recogieron al pasar, para fabricar con ellas y goma de los árboles preciosas canas- titas; pero muchas se les rompieron entre las ma- nos y los abrojos fueron a caer lejos de la planta.
«Muy bien—se dijo la buena mamá;—el verano
2 =
Rama de abrojo y fruto.
que viene tendremos nuevos abrojos en el campo.» Luego pensó en las amapolas, encerrando sus se- millas en hermosos estuches que dejó pendientes de
la planta.
Rama de amapola con flor y fruto.
Los niños los cortaron y se divirtieron agitándolos como si fueran sonajeros. Cansados de jugar quisieron abrirlos, y, al hacerlo, las semillas salta- ron lejos dispersándose por tierra.
«Perfectamente — dijo la buena anciana;— el año que viene tendremos muchas nue- vas plantas de amapola.»
Ocupóse en seguida de las