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— 136 — desprende parte de él y la lleva más y más lejos, de donde resulta que los arroyos abren surcos en el suelo ablan- dado por la humedad. Esto he podido observarlo en la quinta de padrino, donde la lluvia ha dejado como cana- les, después de secarse el agua que había corrido por las pendientes del terreno.


Corriente de agua que corre mansamente por la llanura.

Naturalmente los arroyos que abren surcos más pro- fundos son los que arrastran piedras, pues éstas al rodar golpean contra el fondo y las orillas, desprendiendo la tierra que luego el agua arrastra al correr.

Cuando el arroyo pasa por un terreno poco o nada in- clinado, modera su marcha y parece como que fuera a de- jar de correr. En efecto, el barro, la arena y las piedras arrastradas en todo su trayecto, se van deteniendo y acu-