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— 169 — superficie terrestre. En cambio, si nos fuera dado con- templar la Tierra desde muy lejos, desde la Luna, por ejemplo, las más altas montañas y los más profundos precipicios presentarían a nuestra vista el insignificante aspecto de las rugosidades de un bizcocho, tan grande es el globo terrestre.

Así, pues, muchos cerros podrían contar su historia de este modo: «Estoy aquí gra- cias a la acción del calor te- rrestre que me formó, levan- tando violentamente la super- ficie de la Tierra, y esta for- ma que presento y causa la admiración de los que me contemplan, me fué dada por el fuego subterráneo. »

Las sierras y montañas de la República Argentina ofre-


d le Piedra de la Luna (La Falda, sierras cen innumerables curiosida- de Córdoba).

des, que en su mayor parte reconocen como origen los levantamientos del suelo. Por lo general fueron así for- madas las elevaciones rocosas de los Andes y los gru- pos de sierras de Córdoba y del sur de la provincia de Buenos Aires.

En cambio, las lomas y cuchillas tan frecuentes en las llanuras, han sido formadas por la acción de las aguas.