—179— ranchos, y arrastran los objetos de uso diario y útiles de trabajo. El agua escasea, y para obtenerla es necesario derretir el hielo de la montaña. La carne se endurece, como si estuviera en un frigorífico, y hay que emplear el hacha para cortarla; el aire está tan rarificado, a causa de la altura, que la respiración se hace dificultosa.
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El trabajo de las minas es siempre penoso, pero en Famatina resulta, además, en extremo ingrato por las circunstancias expresadas. Con todo, esos modestos mine- ros tienen fe en la riqueza de su cerro, y hoy que llega hasta él un alambre carril, para el fácil transporte del mineral hasta el pie del cerro, cosa que antes se hacía a lomo de mula, comienzan a obtener mayores ganancias en su rudo trabajo.
Con razón, pues, se dice que el día en que los ferro-