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A LOS MAESTROS

Lleno el quinto lugar en la serie de mis libros de lectura primaria, con el que presento hoy a los señores maestros bajo el título de NUESTRA TIERRA.

Sin duda que el nombre promete mucho más de lo que en sí encierra el libro, pero sírvame de excusa el poder de receptividad que revelan por lo general nuestros alumnos de cuarto grado, para quienes esta obrita ha sido concebida y está destinada.

El propósito que me ha guiado en la preparación de esta serie de libros, es ir ensanchando por gra- dos el círculo en que el niño se mueve, o, para expresarme con más claridad, hacer de cada libro el reflejo de lo que, a medida quo el niño avanza en el tiempo, constituye su mayor atractivo. Así, par- tiendo del niño mismo y sus primeras impresiones recibidas de los objetos más usuales, cuya observa- ción, aunque superficial, va dando forma a sus ideas y palabras a su lenguaje, pasamos al hogar y a las personas que lo forman, con quienes el niño está en íntimo contacto; y luego a la escuela, donde la sociedad se hace más numerosa y las relaciones más varias. En el momento actual, el círculo se ensancha y el niño es puesto en relación con otro medio más complejo: la tierra en que vive.

Es indudable que la enseñanza elemental no puede considerarse suficiente si no proporciona al niño un conocimiento sumario, pero claro, de lo que constituye el medio en que ha de vivir y actuar como individuo. Por lo general, no es así; muchos jóvenes, aun los que han cursado el sexto grado de la instrucción primaria, ignoran, no diré la historia patria, sino los deberes y derechos que les in- cumbe como habitantes del país, los elementos que nuestra tierra ofrece para el trabajo, los recursos que posee, la parte práctica del mecanismo administrativo y, en una palabra, los resortes de la vida nacional, en la cual debe necesariamente tomar parte.

Considero que inculcar esas nociones es hacer verdadera enseñanza cívica, más eficaz que la'que se inspira en un elogio desmedido de nuestras glorias, y en la apoteosis, a menudo inconsciente, de los héroes militares. No quiere decir esto que se guarde silencio sobre unas y otros; hágaseles conocer de los niños en buena hora, pero a condición de que a tal enseñanza no se le infunda un espíritu de contemplación retrospectiva que anule la actividad de que tanto necesitamos en nuestro estado actual.

Este libro quiere ser una tentativa de fusionamiento de diversas enseñanzas concurrentes al mejor conocimiento de nuestra patria, lo que debe traer consigo una conciencia más perfecta en la manera de servirla.

Naturalmente, una obrita de 350 páginas no puede pretender sino rozar de paso algunos de los innumerables tópicos que concurren a tal fin. A los maestros corresponde hacer un desarrollo más completo, tomándolos simplemente como puntos de partida para interesantes y fecundas lecciones de civismo práctico.

Los ejercicios que en forma de problemas he colocado al pie de diversos capítulos, así como los pro- fusos grabados que acompañan al texto, les facilitarán tal vez la tarea de hacer del libro de lectura lo que en realidad debe ser: un elemento para encaminar al niño, mediante las sugestiones que procuran. a la investigación propia y a la observación de las cosas que lo rodean.

Ha robustecido más aún en mi espíritu la convicción de que era necesario dar a este libro una tendencia práctica, el hecho de que todavía resulta muy crecido el número de niños que abandonan la escuela después del cuarto grado, lo que hace indispensable infundir en éstos, aunque sea en forma elemental, un concepto del organismo social de que forman parte, para que puedan actuar en él conscientemente.


Ervastina A. LórEz DE NELSON.