Como se ve, el propósito que los guiaba era acabar con los blancos o inspirarles tal terror que concluyeran por abandonar el territorio.
Pero las poblaciones crecían en vez de disminuir. Sus habitantes, a pesar del continuo sobresalto en que vivían, se negaban a dejar la tierra en que habían nacido o con- quistado al precio de tax.tos sacrificios. Los criollos creían, y con razón, tener derecho a vivir en el país de su naci- miento, y que, no siendo civilizados, los indios debían cederles su lugar. Así, pues, resolvieron rechazarlos más hacia el interior del territorio.
Con tal fin, expediciones de hombres valientes atacaban las tolderías y los indios concluían por huir, pues les es- pantaba el estampido y fogonazo de los fusiles, cuyo manejo ignoraban y en los cuales creían ver algo del trueno y del relámpago.
Conquistado así un lugar, los expedicionarios colocaban en él fuerzas armadas para impedir que los indios volvie- .ran, y en seguida se organizaba ahí una nueva población.
A este período de nuestra historia nacional se le llama la conquista. Gran parte de nuestros pueblos y ciudades fue- ron fundados así, y muchos de éstos conservan todavía los primitivos nombres indígenas de la localidad.
Multitud de indios perecieron en esa lucha con los blan- cos, y los pocos sobrevivientes se refugiaron en los bosques del norte o en la extremidad sur del territorio, donde to- davía se les encuentra. Pero la suerte de ellos ha cambiado mucho: ya no se les persigue, pues no pueden hacer daño alguno a las poblaciones; en cambio, se ha tratado de ci-
