a de Luca les hiciera conocer aquella primicia, y momento después, en medio del mayor silencio, el joven poeta leía con voz bien timbrada y armoniosa la Marcha patriótica compuesta por López y Planes. No bien terminó de Luca el último verso, los concurrentes prorrumpieron en una salva «de aplausos y muchos sintieron correr lágrimas de emoción por sus mejillas, tan sentida era la bella canción.
Dos días después, la Asamblea general del año 13 decre- taba que en lo sucesivo la «Marcha patriótica» de López sería el himno nacional del pueblo argentino.
Entre los concurrentes a dicha reunión hallábase el maes- tro de música don Blas Parera, quien, sugestionado sin duda por el patriótico entusiasmo que despertara tal lec- tura, sentóse al piano y comenzó a ensayar un acompaña- miento musical apropiado a tan vibrantes estrofas. Pocos días después, previos varios ensayos en el salón de la seño- ra de Thompson, Parera escribía definitivamente la música del himno tal cual se reproduce en la página de enfrente. Ella fué públicamente cantada ante una selecta reunión de damas y caballeros, en la Casa del Consulado, la noche del 25 de mayo, y luego por los niños de las escuelas, ante la pirámide de Mayo, el día 28 del mismo mes y año 1813.
El Himno nacional argentino, es como la historia com- pendiada de los hechos realizados por la patria en el corto espacio transcurrido desde que lanzara el primer grito de libertad hasta el año 13. Al leerlo se siente el entusiasmo que debió agitar a nuestros padres en la magna empresa de darnos una patria independiente, para lo cual derramaron sin medida su sangre generosa.
