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dencia la ciudad más importante de la respectiva provincia. Ahora bien; si, guiada por un mal entendido egoísmo,
cada una de las actuales provincias argentinas hubiese que-
rido erigirse por sí sola en nación, nuestro territorio sería
hoy día asiento de otras tantas naciones, pero pequeñas y
débiles. Felizmente, en vez de separarse las unas de las
Casa Rosada o palacio del Gobierno nacional.
otras, como hubieran podido hacerlo cuando se desligaron de España, prefirieron vivir unidas y constituir, así con- Jederadas, la Nación Argentina, grande y estimada de las demás naciones de la tierra.
En virtud de este convenio familiar, las provincias re- solvieron que el gobierno común de todas ellas estuviera a cargo de otra autoridad superior, llamada gobierno na- cional, con residencia en la capital de la república, es decir, en la ciudad de Buenos Aires.