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Cayo Cornelio Tácito.

niendo, mudando alojamientos y procurando de secreto comprar voluntades, obligando á los enemigos á mudar de fe. Los primeros en quien hicieron efecto estas trazas fueron Jazates Adiabeno y el rey Acbaro con sus Arabes; & por la natural liviandad de aquella gente, ó por haber enseñado la experiencia que los bárbaros quieren más pedir rey de Roma que tenerle. Meherdates, despejado de tan gran ayuda y sospechoso de traición en los que le quedaban, tomó por último remedio tentar la fortuna y venir á la batalla. No la rehusó Gotarces, animado con las fuerzas que le faltaban al enemigo. Peleóse con gran mortandad y estuvo el suceso en duda hasta que Carhenes, rotas las escuadras que se le opusieron y pasando adelante demasiadamente, fué por un escuadrón que entraba de refresco acometido por las espaldas y roto. Entonces, perdida toda esperanza Meherdates, fiado en las promesas de Parraces, amigo de su padre, fué por él con engaño preso y entregado al vencedor. El cual, no como pariente ó como hombre de linaje Arsacido, mas vituperándolo como extranjero y romano, cortándole primero las orejas, le concedió la vida por ostentación de su clemencia y de nuestra deshonra.

Murió poco después de este suceso Gotarces de enfermedad, y fué llamado al reino Vonón, que gobernaba entonces á los Medos. No le sucedió á éste cosa próspera ó adversa digna de memoria, habiendo reinado poco tiempo y con menos reputación; viniendo á parar después el imperio de los Partos en su hijo Vologeso.

42 Mas Mitridates, rey de Bósforo, el cual, habiendo perdido todas sus fuerzas y poder, andaba por esto vagabundo, después que supo que Didio, capitán romano, se había partido con el nervio del ejército y que quedaba en el nuevo reino Coti, mozo de poca exneriencia, y pocas cohortes á cargo de Julio Aquila, caballero romano, estimando á entrambos en poco, comienza á levantar aquellas naciones y á animar á los fugitivos, y finalmente, juntado un buen ejército, des-