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Cayo Cornelio Tácito.

llienses, y contado con mucha elegancia cómo los Romanos descendían de Troya, y que Eneas había sido autor y origen del linaje de los Julios, y otras cosas antiguas que tienen de lo fabuloso, obtuvo que de allí adelante fuesen francos y libres de todos pechos, imposiciones y cargas públicas.

Por intercesión del mismo orador fué ayudada la colonia Bononiense, maltratada del fuego, con un donativo de doscientes cincuenta mil ducados (diez millores de sestercios): se volvió á los de Rodas la libertad (1) diversas veces quitada y restituída, según que lo granjeaban socorriendo al pueblo romano en las guerras extranjeras, ó delinquían con inquietud y sediciones domésticas; y á los Apamienses, casi asolados de un terremoto, se perdonó el tributo por cinco años.

Mas Claudio era inducido con las mañas de Agripina á ejercitar muchos actos de crueldad: porque deseando ella ardientemente los huertos de Estatilio Tauro, famoso por sus grandes riquezas, le procuró la ruina, siendo el acusador Tarquicio Prisco. Este, habiendo sido legado de Tauro cuando tuvo el proconsulado de África, vuelto á Roma, le acusaba de algunas cosas contra la ley de residencia, y á más de esto le imponía delitos de supersticiones mágicas.

Tauro, indigno de aquel tratamiento, no pudiendo sufrir más el falso acusador, antes de la sentencia del senado se maló con sus manos. Sin embargo, Tarquicio fué echado de la curia, habiendo tenido más votos el parecer contrario al gusto de Agripina por el universal aborrecimiento contra este mal fin.

74 En el mismo año se oyó muchas veces decir al príncipe que las cosas establecidas judicialmente por sus procuradores habían de tener la misma fuerza que si las ordenara él. Y porque no pareciese que había dicho aquellas pala(1) Les había sido quitada nueve años antes por haber puesto en cruz & algunos ciudadanos romanos.

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