contado el fin de historia y vamos á contarlo. Principiemos por el principio.
La niña se llamaba Inger; habia nacido de padres pobres, pero era muy orgullosa, y era ademas muy mala. Siendo muy niña, se divertía cogiendo moscas y arrancándoles las alas; le cumplacia ver á los pobres bichos arrastrarse por el suelo con trabajo. Despues cogia abejorros, los atravesaba con una aguja y ponia al alcance de sus patas pedacitos de papel. El animal los cogia, meneándose para soltarse del alfiler. « Ahí tenéis al abejorro que lee, exclamaba lnger; vuelve la hoja. »
En vez de corregirse con los años se tomaba peor; pero era linda de cara; fué su desgracia, pues á no ser por esto no habrían gastado tantos miramientos y la habrian castigado de lo lindo.
« Siendo niña, le decia su madre, me has dado muchos puntapiés en el seno, cuando te encolerizabas; temo que más tarde mé aplastes por completo el corazón. »
Y fué lo que sucedió.
Fué colocada de servicio en un palacio, en casa de personas de condición que la trataron como su hija; estaba vestida como una señorita, le sentaba muy bien y esto no hizo más que aumentar sur orgullo.
Despues de un año sus amos le dijeron: « Inger, deberías ir á visitar á tus padres. »