CAPÍTULO XXXVIII. , —@N»%― EL LEGTOII VUELVE BNCONTIIXRSE CON GÒNOCIIJOS ÅNTIGUOS. MONKB Y FÅGIN SB CONYABIJLAN ENTRE ELLOS. É? äw ùnmă Sur cerca las Siete horas de la nbcho, del dia ăigxuicum JI en que IOS tres dignos personajes de que So ha hablado en el capítulo precedente arregla ron juntos sus negocios, cuando Guillermo Sikes, diS]·eMándoSC de improviso, preguntó con t0nOás~ pm] que hora era. Cuhiørln la cabeza con un gorro Súcio de algodon y eu'ucllo en su gran rodiugoleblanoo á guisa de hnln, el lmndido descansaba tranquilamente sobre su h·C·lO. Una barba reoia y espesa que no había Si rio nfeilăxlla desde Ocho dias, unida al tinte cadáve ricn de su rostro aumentaba la ferocidad de su liso nomía, läl perro estaba echado á la cabecera de la cama y mirando á su amo con ojo ihquiew, ya enderezaado sus orejas 6 gruñendo sordamente , segun el ruido que llamaba su atencion. Cerca la ventana permanecía una jóven ocupada en rémendar un chaleco viejo que formaba parte del traje del Iadron.
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