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prueba de su poblacion que me pusieron a la vista. Hay en tre los rios Boristenes é Hipanis cierto lugar con el nombre de Exampeo , del cual poco antes hice mencion , cuando dije que habia allí una fuente de agua amarga , que mez clándose con el Hipanis impedia que se pudiese beber de su corriente. Viniendo al asunto , hay en aquel lugar un caldero tan descomunal, que es seis veces más grande que aquella pila que está en la boca del Ponto , ofrenda que alli dedico Pausanias, hijo de Cleombroto. Mas para quien nun . ca vió esta pila , describiré en breve el caldero de los Esci - tas, diciendo que podrá recibir sin duda unos600cánta ros , y que su canto tiene seis dedos de recio . Decianme, pues, los del país, que este caldero se habia hecho de las puntas de sus saetas ; porque como su rey Ariantas, que así se llamaba , quisiese saber á punto fijo cuánto fuese el nú. inero de sus Escitas, dió órden de que cada uno de ellos presentase una punta de saeta , imponiendo pena capital al que no la presentase[1]. Habiéndose recogido, pues, un número inmenso de puntas. parecióle al rey dejar á la pos teridad una memoria de ellas, y mandó hacer aquel calde. ro , lo dejó en Exampeo como un público monumento , y hé aqui lo que oia decir de aquella poblacion.

LXXXII. Nada de singular y maravilloso ofrece aquella region , si exceptuamos la grandeza y el número de los rios que posee . No dejaré con todo de notar una maravilla , si es que lo sea , que á más de los rios y de lo dilatado de aquella llanura , alli se presenta , y es el vestigio de la plan


  1. En varias naciones era uso comun pasar revista antes do una batalla . haciendo que cada soldado dejase una fecha en un cesto , y que lleros y sellados los costos se guardasen para otra revista despues de la batalla , mandando que cada soldado sacase ile ellos su flecha para que asi el número residuo de flechas indi. case el de la gente perdida. No da, sin embargo, lugar á mucha exactitud la conjetura del caldero delos Escitas, aunquesu mano ra do vivir , la extension del pais į la feracidad del terreno, todo persuade que debia ser muy numerosa aquella nacion .