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Página:Los viages de Marco Polo veneciano - bdh0000046954.pdf/134

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desamarrándolas y saliendo se dirigieron á una isla distante cuatro millas, donde se salvaron algunos, pero dejando abandonados en Zipango á 30.000 de sus compañeros, sin víveres ni hogares donde refugiarse, y contemplando llenos de dolor cómo sus amigos regresaban gozosamente á la patria, dejándolos en tierra enemiga: á tal extremo había llegado la rivalidad de los generales.

Entre tanto, el señor de Zipango y los habitantes, notando lo sucedido, se dispusieron en cuanto cesó la borrasca para apoderarse de los abandonados, pero éstos, advirtiéndolo, así como que las naves enemigas habían quedado desamparadas en otra parte de la isle, corrieron precipitadamente y entraron en ellas sin obstáculo. Dando velas al viento, pusieron la proa á Zipango, y desple gando las banderas y estandartes del enemi go, tomaron el camino de la capital: los vecinos de ella creyeron que eran los suyos que volvían victoriosos, y dejaron entrar los tártaros, quienes se apoderaron de la ciudad y mataron á todos los habitantes, excepto las mujeres hermosas.

El pesar del rey de la comarea fué grande cuando supo esto. Tornando en otras naves, puso cerco á la ciudad, tan estrechamente, que nadie podía entrar ni salir. 1.os tártaros resistieron siete meses, sin poder dar aviso á su señor de lo que ocurría: al