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Página:Los viages de Marco Polo veneciano - bdh0000046954.pdf/174

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tad por lo menos de los dominios que le constituyen los he traido yo, y sólo por condescendencia 1 s entregué á mi hermano.

Ahora os cojuro á que me sostengais, para que la victoria sea mia: el honor de ella quiero que se mio, pero las ventajas y uti lidades vuestras. Y no digo más. » Todos cuantos le escuchaban prometieron ayudarle hasta el extremo, no dudando que Argon caería muy pronto en su poder.

Este último, entre tanto, sabiendo que su tio le aguardaba, convocó sus capitanes y les habló de esta manera: «Hermanos y amigos: ya sabeis cuánto afecto os profesaba mi pa dre, cuántas veces lo acompañásteis á la guerra y á la conquista de ciudades. Sabeis que soy hijo de aquel hombre tan amado por vosotros, y todo lo que os estimo: espero, pues, que me ayudeis contra el que, pisoteando los más sagrados derechos, me quiere privar de mi herencia. Ese hombre no es de nuestra religion; es sarraceno; y gos parece justo que un sarraceno gobierne sobre los tártaros? Hermanos y amigos, nada ignorais, y por eso confío en vosotros. Haced que la victoria sea nuestra, que nuestro imperio sea nuestro y no de sarracenos. Estad seguros de que la victoria va siempre donde está el derecho; el derecho lo defendemos nosotros, y la injusticia nuestros enemigos. » Despues de un breve y general silencio, uno