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Página:Los viages de Marco Polo veneciano - bdh0000046954.pdf/28

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cido por las súplicas de sus correligionarios, accedió. Era hombre de excelente vida y costumbres y muy observador de todas las prácticas religiosas. Habiendo entrado en su tienda, años atras una hermosa jóven para comprar calzado, como para probárselo tuviera que alzarse un poco los vestidos y enseñar la pierna, el zapatero se sintió acometido de pensamientos deshonestos; mas reponiéndose al instante despidió á la jóveny acordándose de la máxima del Evangelio que dice: más vale ir con un ojo al Paraíso que con dos al Infierno, se saltó el derecho con uno de los trebejos del oficio. Ya en el dia señalado, y despues de oir misa con mucha devocion, se dirigieron hácia la llanuradonde estaba el monte, llevando ante sí una Santa Cruz. El califa, que no esperaba nada de todo aquello, los siguió con multitud de gentes para destruirlos; mas el zapatero, clevando las manos al cielo y haciendo otras fervorosas demostraciones de piedad, pidió á Dios que ayudase á su pueblo en corroboracion de la fe cristiana, y despues de concluida la oracion mandó á la montaña en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que se moviera, y la montaña empezó á moverse con grande ruido y estupefaccion del califa y sus secuaces, de los cuales muchos se hicieron cristianos, y áun el mismo califa confesó secretamente que lo era;