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Página:Los viages de Marco Polo veneciano - bdh0000046954.pdf/49

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de la agricultura, con cuyos frutos comer cian. Gustan mucho de divertirse, así es que no piensan en otra cosa que en tañer instrumentos, en cantar, en bailar, en escribir y en leer. Cuando algun forastero llega al país, ellos se salen de casa y encargan á sus mujeres, hijas, hermanas y otras parientes que dén al huésped absolutamente cuanto pida: no vuelven hasta que el forastero se ha marchado. Esto lo tienen ellos á mucha honra, y áun dicen que por tal causa los ídolos les protegen y les aumentan sus hijos y bienes. Las mujeres son verdaderamente hermosas, alegres y muy sumisas á sus maridos. Sucedió, en tiempo del gran Kan Manghu, que habiendo éste oido hablar de tan vergonzosas costumbres, mandó á los de Chamul que pusiesen fin á usos tan deshonestos, y que construyesen posadas para los forasteros. Los de Chamul obedecieron el mandato, de muy mala gana, por espacio de tres años, mas viendo que las cosechas escascaban y que les sucedían muchos males, enviaron una embajada al gran Kan pidiéndole que revocase su decreto en vista de lo que ocurría, y el soberano entónces les contestó: «puesto que tanto deseais vuestra ignominia, andad y seguid con vuestras costumbres; que vuestras mujeres sean generosas con los extranjeros. » Esta contestacion llevaron los embajadores á