ne el gran Kan sus médicos, sus astrónomos, sus halconeros y otros ministros como si estuviese en su capital. En aquel punto reside hasta que llega la Pascua de Resur reccion, y en todo el tiempo no hace más que cazar toda clase de aves.
Ni comerciantes, ni artesanos, ni labradores, pueden tener aves cazadoras á la distancia de veinte jornadas de donde se asienta el gran señor; pero en las otras provincias y tierras pueden cazar como quieran.
En todos los países que están ba o su dominio, nadie, por elevada que sea su jerarquía, tiene permiso para cazar liebres, cabras, venados, ciervos y otros animales que crian de Marzo á Octubre, pues de lo contrario incurren en graves penas: así está aquella comarca tan abundante de caza.
CAPITULO XIII.
De vuelta el gran Kan en la capital se queda allí tres dias y no más, dando grandes fiestas en su espléndi la corte. De allí sale para Ciandu, de la cual ya os he hablado, donde tiene sus jardines, el palacio de verano y donde se verifica la muda de los gerifaltes; en esta residencia pasa desde primeros de Mayo hasta el 28 de Agosto. En-