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Página:Los viages de Marco Polo veneciano - bdh0000046954.pdf/99

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mo se condujeron estos malvados. Andaba una vez el Rey solazándose en compañía de muy poca gente, entre ésta los siete traidores, y despues de haber pasado un rio que dista una milla del castillo, viendo los con jurados que la ocasion era muy propicia, resolvieron ejecutar su proyecto, y echando mano á las espadas, intimaron al rey que los siguiese, ó que si no lo matarían. El, admirado de aquello, les preguntó: «¿Qué significa esto y dónde quereis que vaya?» Y ellos respondieron: «A nuestro señor, que es el Preste Juan. El rey tuvo de esto grandísimo dolor y no hacía más que decirles: Si os he honrado tanto en mi castillo, ¿cómo quereis entregarme á mi enemigo?» Pero ellos, no escuchando razones, se apoderaron de él y lo llevaron al Preste Juan, el cual, contentísimo de la captura, encargó que se le dedicase al cuidado de los animales, para hacerle ver cuánto le despreciaba. Al cabo de dos años dispuso que se lo presentaran, y despues de haberle vestido ricos trajes y de honrarle, le dijo: «Ya ves que no puedes guerrear conmigo.» A lo que el prisionero contestó: «Es la verdad, y así lo declaro.»—Entónces, repuso el Preste, no quiero más de tí: desde hoy en adelante serás mi tributario.» Y dándole armas, caballos y cseolo dejó marchar, siendo desde entónces buenos amigos. Esto refieren las gentes defa