Página:Los zapatos colorados.djvu/58

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Pero ella no decia una palabra de su tapadera.



LA TETERA


 Habia una vez una tetera tan orgullosa que no hacía más que ostentar el dorado y la pintura de su fina porcelana, su largo y elegante pico, y sus asas anchas y cómodas; todo esto era exacto, pero la linda tetera no decia nada de su tapadera, porque estaba rajada y recompuesta; ya se ve, á nadie le gusta hablar de sus propios defectos; por desgracia, otros se encargan de hacerlo. La tetera sabía bien que las tazas, el azucarero, el jarrito de la leche y hasta la bandeja se entretendrian más bien de su remendada