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¿SONRISAS?
LA CANCIÓN DEL BOHEMIO
¿Por qué miráis señora con el ceño fruncido
A este pobre poeta que os contempla extasiado,
Me desprecíais, acaso, por mi traje raído
Que limpio día y noche con prolijo cuidado?
Sabed señora mía que es todo mi condado
Mi corazón enfermo que por vos ha latido
De una manera insólita, cual un reloj gastado
Que arregla el relojero. En mi desnudo nido
Sin muebles y sin flores sin luz hasta desdeñan
Las pulgas visitarlo, pues tiene el pensionista
Un bicho que molesta aún más: el apetito.
Y en ciertos tristes días mis pobres ojos sueñan
Con pavos y con tortas, mas ven un infinito
Montón de escritas hojas: ¡la cena del artista!