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LAS DOS ROSAS
Bajo el encanto del tramonto lila
Desfruncí el ceño que frunció la pena
Y mi alma más clara y más serena
Buscó un espejo en tu gentil pupila.
En el aire sutil vibró una esquila,
Mientras la luna de belleza plena,
Inundó con su luz ultra serena
La campiña romántica y tranquila.
A tu oído buscó mi labio ardiente
Y ofrendóle la rosa de un halago,
Que fugóse en tu rostro blanco y fino.
La estrella del amor rozó tu frente,
Y me ofreciste con un aire vago
La rosa de tu labio purpurino.