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A César Garrigós.
Oh poeta que tu testa sea látigo,
Sea látigo de oro
Que haga esclavos al ritmo y a la rima
Orador que tu lengua sea espada,
Sea espada de diamante
Que asesine los bárbaros prejuicios.
Pensador que tu pecho sea templo,
Sea templo de granito,
Donde sólo a Verdad se ofrende incienso.
Oh mujer que tu alma sea lira,
Sea lira de ternuras
Que la senda nos llene de armonía.