Página:Manifiesto á las naciones del Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas (Lima. Imprenta de Ruiz. Año de 1820).djvu/13

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franceses à las puertas de Cádiz y de la isla de León; recelábamos de los nuevos regentes desconocidos para nosotros, habiéndose pasado á los franceses los españoles de mas crédito, disuelta la Central, perseguidos y acusados de traición sus individuos en papeles públicos. Conociamos la ineficacia del decreto publicado por el Arzobispo de Laodicea, y sus ningunas facultades para establecer la regencia; ignorábamos si los franceses se habrían apoderado de Cádiz y consumado la conquista de España, entretanto que el papel habia venido á nuestras manos; y dudábamos que un gobierno nacido de los dispersos fragmentos de la Central, no corriese pronto la misma suerte que ella. Atentos à los riesgos en que nos hallábamos, resolvimos tomar á nuestro cargo el cuidado de nuestra seguridad, mientras adquiriamos mejores conocimientos del estado de España, y se conciliaba alguna consistencia su gobierno. En vez de lograrla, vimos caer luego la regencia, y succederse las mudanzas de gobierno las unas á las otras en los tiempos de mayor apuro.

Entretanto nosotros establecimos nuestra Junta de gobierno à semejanza de las de España. Su institución fue puramente provisoria, y à nombre del cautivo rey Fernando. El virey D. Baltazar Hidalgo de Cisneros expidió circulares á los gobernadores, para que se preparasen á la guerra civil y armasen unas provincias contra otras. El Rio de la Plata fue bloqueado al instante por una esquadra, el Gobernador de Córdoba empezó à organizar un exército; el de Potosí y el Presidente de Charcas hicieron marchar otro à los confines de salta; y el Presidente del Cuzco, presentándose con otro tercer exército sobre las már-